MISIÓN-LMC
Por su consagración bautismal y desde su vocación secular, el laico/a mercedario participa de la misión de la Iglesia comprometiéndose a extender el reinado de Dios, a trabajar por la libertad y la dignidad de la persona humana y a testimoniar, mediante la fe, la esperanza y la caridad a Jesucristo, Redentor del hombre y liberador de la historia. En el ambiente familiar primer campo de misión y en el mundo del trabajo, se esfuerza por dar testimonio de una vida coherente luchando contra las injusticias, inspirándose en las enseñanzas del Padre Zegrí.” “Sea la caridad la que ilumine todas vuestras acciones”.
Por una específica llamada personal de Dios, hombres y mujeres son vacacionados a vivir su bautismo al servicio de la Iglesia y del mundo, desde su propio estado. Son llamados a vivir su vocación cristiana laical compartiendo el carisma del P. Zegrí y la espiritualidad y misión de la Congregación. Su participación responsable en la vida, vocación y misión del Instituto, enriquece aspectos del carisma e irradia la espiritualidad más allá de las fronteras del mismo (Const. 68).
“El bien siempre tiende a comunicarse. Toda experiencia auténtica de verdad y de belleza busca por sí misma su expansión, y cualquier persona que viva una profunda liberación adquiere mayor sensibilidad ante las necesidades de los demás. Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla. Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que reconocer al otro y buscar su bien. No deberían asombrarnos entonces algunas expresiones de san Pablo: «El amor de Cristo nos apremia» (2 Co 5,14); « ¡Ay de mí si no anunciara el Evangelio!» (1 Co 9,16);
( Evangelii Gaudium,9).